Después de que Elías ve a Dios enviar fuego del cielo, manda a reunir a los
profetas de Baal para degollarlos. La reina Jezabel se enfurece al saber lo que
Elías ha hecho y envía a su mensajero para avisar de que piensa matarlo. Elías,
entonces, se asusta como nunca y huye al desierto. En el desierto, Dios le
pregunta: “¿Qué haces aquí?”
¿Te has sentido como Elías, que huyó a una cueva en el desierto para que no lo
asesinaran? A diferencia de las ocasiones anteriores, esta vez Dios no le dijo a
Elías que huyera, pero el miedo que sintió Elías lo paralizó.
Hablar de escuchar la voz de Dios es algo sencillo, hasta que recordamos los
momentos más oscuros en los que nos hemos preguntado: “Dios, ¿sigues ahí?”
Quiero decirte que no has sido el único en sentirte así; incluso a Elías, después de
hacer bajar fuego del cielo y con su voz causar que no lloviera en la tierra, el
miedo por Jezabel lo nubló, su miedo le impidió escuchar la voz de Dios.
No quiere decir que Dios no estuviera hablándole y diciéndole que todo estaría
bien, sino que Elías se enfocó en el poder de Jezabel y no en Dios que lo sostenía
de su mano. Lo impresionante es que Dios va con nosotros aun al lugar más
oscuro; no importa a dónde vayamos, jamás huiremos de su presencia (Salmo
139:7). Él nos recuerda que tiene el control y que Él es quien está luchando por
nosotros. ¡No dejará que toquen ni uno de nuestros cabellos!
Tip práctico: Cada vez que te encuentres en una situación complicada, recuerda
que no importa lo difícil que parezca, Dios está en control, y recuerda las
promesas que Él ya nos ha dejado en su Palabra. Enfócate en la voz de Dios y no
en la del mundo (Jezabel), usa textos bíblicos que te animen en la temporada o
proceso que estés atravesando. Cada vez que tengas un problema, corre a
contárselo a Dios; así escucharás su voz antes que las del mundo.
Nuestra oración es que Efesios 1:17-23 sea real para tu vida.