Cada uno de nosotros nació para cumplir un propósito específico en
este mundo. Aunque no lo reconozcamos o no lo sepamos todavía, Dios
ha diseñado a cada persona con una combinación única de dones y
talentos que quiere utilizar para hacer de este un mundo mejor.
Afortunadamente, Dios ha puesto pistas en nuestros corazones y, a
través del Espíritu Santo, nos guía para descubrir nuestro propósito.
En la infancia tenemos una gran imaginación. Creamos personajes y
mundos enteros en los que nos vemos capaces de todo. ¡El cielo es el
límite! No hemos aprendido a temer ni nos han dicho que no podemos
hacer algo. Todavía no nos limitan las duras realidades de la vida ni nos
preocupa el estatus. Estamos seguros de quiénes somos y somos libres
de realizar nuestros sueños.

PARA LA PARTICIPACIÓN.
Dar lugar a que los participantes del devocional comenten sus sueños.

Si no estás seguro del propósito de Dios para ti, mira lo que has soñado.
Considera las cosas que te hacen llorar, que tiran de las cuerdas de tu
corazón, que te entusiasman y que te llevan a una ira justa. Él puso esas
cosas en ti, creándote de manera única para un propósito que solo tú
puedes cumplir.
Dios, gracias por haberme creado con un propósito específico en
mente. Gracias por creer en mí y darme exactamente lo que necesito
para cumplir Tu llamado en mi vida. Revélame las pasiones, las
esperanzas y los deseos que has puesto en mi corazón, y muéstrame
claramente cómo utilizarlos para Tu reino, Señor. Ayúdame a vivir
según Tu voluntad y a darte gloria con todo lo que digo y hago. En el
precioso nombre de Jesús, amén.