Elías se hospedó con la viuda en Sarepta y, pasados 3 años, Dios le habló a Elías
para que le anunciara al rey Ahab que volvería a llover. Después de anunciarle
esto, Elías pide al rey Ahab que mande a llamar a todos los profetas de Baal (450)
y a los profetas de Aserá (400), y a todo el pueblo para demostrar quién era el
dios verdadero. El sacrificio consistía en hacer un altar —Elías a Jehová el Dios de
Israel, y los otros 850 profetas a Baal—; el dios que enviara fuego del cielo al altar
sería el verdadero Dios. Aún después de los esfuerzos de los otros profetas, no
bajó fuego a su altar. Entonces Elías mandó inundar de agua su altar, luego oró a
Dios y fuego cayó del cielo y consumió el altar. Entonces todo el pueblo de Israel
volvió a Dios.
Hay personas o situaciones a nuestro alrededor que necesitan que nosotros
oremos para que Dios envíe fuego del cielo. Dios siempre está hablándonos de
manera personal, pero hay momentos en los que Dios nos habla algo para
alguien más, nos pone a alguien en nuestra mente, quizá un amigo, un familiar,
o alguien que no conocemos.
Nosotros somos usados por Dios, aunque muchas veces no nos demos cuenta;
somos esos faros en medio de la tormenta alumbrando a aquellos que están
perdidos, les mostramos el camino para llegar a la roca firme. Y sé que
muchas veces no decimos lo que Dios quiere por miedo o por vergüenza, pero
no importa que seas el único contra muchos, porque lo que Dios habla es
siempre lo necesario a hacer o decir; como Elías, que era uno contra 850
profetas, pero él sabía de dónde venía lo que decía: del Dios único y verdadero,
que no lo iba a avergonzar.
Tip práctico: Tampoco te asustes, no estoy diciendo que tendrás que hacer que
fuego baje del cielo. Tal vez sea un simple mensaje a alguien preguntándole
cómo está, o quizá una oración por alguien, o tal vez ir a visitar a alguien al
hospital; son pequeñas cosas que Dios habla a nuestro corazón y cuando
nosotros vamos y hacemos o decimos lo que Dios nos pidió, hacemos que su
voluntad se haga en la tierra y su Reino se establezca: Así que, no tengas miedo
y sigue la voz de Dios.