Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos;

guíame, encamíname en tu verdad,
pues tú eres mi Dios y Salvador.
¡En ti confío a todas horas!
-Salmos 25:4-5 (DHH)

Cuando Elías anuncia al rey Ahab que no lloverá, Dios le dice que tiene que
esconderse; que tendrá que irse al arroyo de Querit. Le dice también que ha
ordenado a los cuervos que lo alimenten. Después de algunos días, se seca el
arroyo y nuevamente Dios le habla y le da una nueva instrucción: le dice que
tendrá que salir a Sarepta y que esta vez una viuda lo alimentará.
Esta vez no nos enfocaremos en lo que Elías hace, sino en lo que Dios le habla a
Elías. Primero, le da una instrucción con dirección (qué hacer), y esta dirección
de esconderse lo protege de no ser asesinado, y también le provee; le dice cómo
será alimentado y pero también recibe provisión de paz y confianza de que Dios
está en control.
Cuando Dios nos habla nos va a dirigir, nos va a proteger y nos va a proveer.

  1. Nos dirige: Dios sabe hacia dónde tenemos que ir, en su instrucción Él nos
    dará los pasos que debemos seguir para cumplir nuestro propósito.
  2. Nos protege: Dios ve mucho más allá de nuestros ojos, Él conoce el mapa
    completo y siempre nos llevará a tomar decisiones buenas para nuestra vida y
    para los demás.
  3. Nos provee: Así como a Elías, Dios nos dará siempre aliento recordándonos
    que Él se encarga de nosotros y nos sustentará en cada temporada.
    Tip práctico:
    Pregúntale a Dios cuál es tu siguiente paso, pídele que te ayude a alinearte a sus
    tiempos. Haz una lista de las cosas que te preocupan, entrégaselas a Dios en
    oración y pídele que te dé dirección, que te proteja de cualquier situación y que
    te provea de lo necesario para tu temporada.